Stoker: primera sangre

The Dracula dossier | episodio 01

Empezamos a jugar una versión muy peliculera de The Dracula Dossier, una de las mayores campañas jamás escritas, obra de Kenneth Hite y Gareth Ryder-Hanrahan. Para ello, utilizamos una versión adaptada del sistema Estirpe de Enrique Camino. En este pequeño prólogo intentaremos encontrar un principio para nuestra historia.

Londres, 2013

Una furgoneta blanca, con el logo de la galería Sotheby’s’, acelera lejos de todo decoro y legalidad y atraviesa la parte peatonal de la plaza Grosvenor. Detrás, cerca, derribando las mesas de una terraza, le sigue un coche igualmente temerario. Al volante de este coche, Dunwich demuestra su conocimiento del mapa urbano apurando cada milímetro de un callejón para que la furgoneta no se escape. Mientras suben por Park Street derribando contenedores, Night mantiene el teléfono abierto para que Ch3c0 les guíe desde una posición segura, pintando semáforos en verde en la hackeada red de tráfico. Lejos, a distancia de rifle de francotirador, Madre lo observa todo desde la mira telescópica, encaramada a uno de los altos edificios de la City. La carrera se aleja hacia Regent’s Park… por el flanco de la Mezquita Central de Londres.

Pero esta historia empezó mucho antes. En 1977? En 1940? En 1894? Antes, aún antes. Si es que una historia de espías y secretos puede tener un principio, el nuestro será cuando la expresión “el avispero de los Balcanes” se puso de moda por primera vez. Junto a otra mezquita.

Estambul, 1877

Hora del rezo. Todo es silencio menos el Al Adhan, el canto que llama a la oración a los fieles mahometanos desde la Gran Mezquita de Estambul. Un momento de fe y reflexión. Un momento especialmente discreto para una reunión privada, si no te importa gran cosa lo que piense Alá, como es el caso de nuestros protagonistas. En una de las alas del palacio de Estambul, en su despacho decorado con piezas arqueológicas y pinturas impresionistas francesas, uno de los secretarios del sultán, Osman Hamdi Bey, ha reunido a un grupo extraño.

  1. George Stoker: médico militar britano-irlandés y representante en Estambul de la recién fundada Cruz Roja. Osman y George se conocieron cuando el primero era un joven pintor que se formaba en la Academia de Bellas artes de París, gracias al hermano escritor. Bueno, George no recuerda mucho de aquella noche de borrachera, en realidad. Pero al escuchar la propuesta se vio obligado a llamar a…
  2. Frederick Burnaby: coronel del ejército británico y hombre de la Foreign Office en Estambul. Si hay que tratar con los turcos, Burnaby es quien tiene autorización de Su Majestad para hacerlo. No es que el sultán sea el hombre más querido en Buckinham Palace, pero… es enemigo de los rusos. Y los rusos son peores.
  3. Armin Vámbéry: húngaro, aventurero, políglota, viajero y guía habitual de las relaciones entre el Occidente y el Oriente de Europa. Es un gran erudito y se tiene por la voz de la razón, a menudo a su pesar.
  4. Andrew F. Crosse: doctor en Geología, de los que gustan de ver las montañas de cerca y no en los libros. Ha sido citado como experto en los senderos y traicioneros pasajes de los Balcanes, pues…
  5. Kerem Amanoglu: un bashi-bazuk, un soldado irregular turco prisionero por desertor, dice que vio cosas terribles en una cueva al norte de Bulgaria, cerca de Tirnova. Pruebas de una masacre contra la población musulmana cometida por nacionalistas búlgaros cristianos. Y eso es importante…
Osman Hamdi Bey

En el Gran Juego, Rusia tiene un movimiento maestro a tiro. La rebelión búlgara de 1876, el año anterior, no estuvo muy bien organizada, pero puso en aprietos al Imperio Otomano. Los turcos dieron rienda suelta a sus bashi-bazuks para suprimir la revuelta, y las tropas irregulares llevaron el saqueo a extremos peligrosos, Masacres de población civil como la de Batak llenaron portadas en la prensa y tiempo en las tertulia de todos los clubs de Europa, el zar se encargó de ello. Es la excusa perfecta para proclamarse protector de la cristiandad y liberar Bulgaria del yugo turco.

Y ahora, con la caballería cosaca tomando posiciones en la orilla rumana del Danubio, la Sublime Puerta necesita desesperadamente aliados. A la reina Victoria le encantaría levantar la bandera y parar a los rusos, pero necesita una excusa para hacerlo… una excusa como el atroz asesinato de ciudadanos otomanos por parte búlgara en algún lugar cerca de Tirnova. ¿Y quién mejor que un desinteresado grupo de aventureros ingleses para documentarlo?

Esa no es toda la historia. Kerem también habla de ruidos extraños y criaturas monstruosas a penas vistas. Osman Hamdi le quita importancia, son supersticiones. Pero a Vámbéry la historia le ha llamado la atención.

Estambul-Adrianópolis

Desde la vieja Bizancio, este dispar grupo cruza la costa occidental del Mar Negro hasta Adrianópolis en un moderno tren de vapor. Reciben noticias de que los cosacos están asediando varias fortalezas otomanas en el Danubio. Y exprimen a Kerem hasta el último gramo de información. El turco estaba destinado en Tirnova cuando la ciudad cayó en manos búlgaras, en los primeros compases de la rebelión. Con algunos compañeros, el bashi-bazuk eligió la mejor parte del valor y optó por esconderse en una cueva hasta que pasase lo peor. Y fue una opción lamentable. Algo cazó allí a su gente y solo él logró huir. Después supo que las gentes locales llamaban al lugar La Cueva del Diablo.

Crosse, el geólogo, sabe que esta zona de los Balcanes está repleta de cuevas de origen volcánico, habitada desde tiempos inmemoriales. En cumbres rojizas, que le valieron a esta cordillera su nombre en griego: Haemus, la sangrienta.

Nuestros aventureros descienden del tren y se reúne con su escolta, una docena de bashi-bazuks que conocen la zona, capitaneados por Kozen Akinji, un hombre poco dado a la conversación. Se limita a mirar con desconfianza, entregarles unas monturas y señalar la carretera hacia Jeni-Zagra. El camino es sencillo, y George Stoker demuestra ser un excelente jinete, aunque la inminente guerra haya trastocado la red de posadas. Nuestros viajeros son una anomalía que se dirige al norte entre un torrente de refugiados musulmanes que buscan refugio tras la frontera otomana.

Para continuar, deben elegir camino ¿El más corto, atravesando el peligroso paso Hankoi? ¿O el más sencillo por Eski-Zagra y el paso Shipka, que sumará algo más de un día a su viaje? Akinji recomienda el segundo, pero su criterio es despreciado por los militares británicos. Eligen Hankoi, una marcha dura y empinada por caminos de cabras que solo logran completar gracias al empuje y la ayuda del comandante Burnaby. Se dice que los Hijos del Dragón vigilan esta ruta, pero nuestro grupo no encuentra a nadie.

Sin embargo, la noche les sorprende en lo algo del paso. Se arriesgan a tener que acampar al raso en zona salvaje… hasta que el ojo de rastreador de Kerem encuentra un sendero lateral y recuerda que por la zona, a unos 16km de Tirnova, estaba la villa del gobernador otomano, Ekim Dal.

La morada de la viuda

El cansado grupo genera desconfianza al acercarse en plena noche al palacio fortificado de la familia Dal, pero no tarda en transformarse en hospitalidad cuando ven que no son cosacos rusos. La villa está dañada, ha visto combate en los últimos años. Y el pequeño grupo de casas que la rodea, destinadas a los sirvientes, ha triplicado su tamaño con las tiendas de campaña de los refugiados musulmanes que no paran de llegar de Tirnova.

Vámbéry y Crosse intentan mezclarse con los refugiados sin mucho éxito, solo descubren que son circasianos, una etnia musulmana casi totalmente exterminado por los rusos hace una década. Y que ahora se vuelven a ver obligadas a huir de las tropas del zar, ante las miradas de odio de sus vecinos búlgaros. Desconfían de los extranjeros y de los cristianos, pero les cuentan que Ekim Dal lleva meses dado por muerto y es su viuda quien gobierna la casa.

La misma información les traslada a los militares ingleses el eunuco jefe de criados de la casa, que excusa a “la señora” por no salir a recibirles. Se encuentra ya acostada y tiene menos energías desde la muerte de su marido. Con una cena generosa, les informa de que los cañonazos rusos se escuchan desde el norte cuando el viento es favorable. ¿El señor? Fue asesinado en la rebelión búlgara, cuando marchó con los mejores hombres de la casa a defender Tirnova y los rebeldes lo emboscaron en el camino.

Los eruditos piden permiso para examinar la biblioteca del señor, en busca de una mejor ruta hacia la “Cueva del Diablo”, y pasan horas absorbidos entre legajos. La camaradería entre el geólogo inglés y el orientalista húngaro es productiva, y descubren varias cosas.

  • La cueva en cuestión está entre Tirnova y la ciudad de Arbanasi, en una zona de antigua actividad volcánica. Fácil acceso y rocas porosas.
  • Estuvo habitada en el Paleolítico y el Calcolítico. Ekim Dal tenía interés en ella y documentó varias pinturas rupestres y puntas de flecha de sílex.
  • Dal era un administrador concienzudo. Cobraba impuestos altos, se quedaba una parte y mandaba el grueso a Estambul. Si no pagabas religiosamente, multas, detenciones y alguna que otra tortura. No era el más querido de los gobernadores.
  • Esta actitud concienzuda parece cambiar hace unos 14 meses. Sus anotaciones de gobierno se vuelven más escasas y desordenadas. Coincide con un aumento de su interés en la cueva.
  • En la biblioteca casi no hay libros religiosos. Y los que hay, están escondidos al fondo de las estanterías.

Mientras, Amanoglu sí consigue ganarse la confianza de un grupo de mujeres circasianas, que le cuenta la historia reciente de la familia Dal. Dicen que la señora, Arzu Dal, quedó felizmente embarazada, pero su hijo murió siendo un bebé. La pena casi acaba con ella. Y la pena enloqueció a Ekim Dal, que se volvió violento y llegó a renegar de Alá a gritos. Se dijo que buscaría otros dioses que le devolvieran a su familia. ¿Cuándo hace de eso? Algo más de un año. Dal se obsesionó con la Cueva del Diablo, y fue cerca de ella dónde los búlgaros lo emboscaron.

Kerem se da cuenta de que los cuerpos mutilados que el vio en la cueva debían ser los de Ekim Dal y su tropa.

Es una historia semejante a la que cuenta el imam Belil, un anciano enfermizo al que George Stoker sorprende orando en el cementerio de la villa, junto a una tumba sin nombre. Belil es el responsable de la mezquita, y desde la dignidad de su cargo suaviza las partes más dramáticas de la historia. No, el señor no renegó de Alá, solo tuvo un gran disgusto que le llevó a descuidar sus funciones y, tristemente, a dejarse sorprender y matar por los búlgaros. ¿El niño? Murió durante el parto, y la señora casi pierde también la vida. Ekim Dal hizo todo lo posible para mejorar la salud de su esposa, hasta supercherías como acudir a una curandera cigana. Stoker le da al anciano una medicina para aliviar su tos, y él le recompensa con una pista: si quiere hablar con la viuda, ella suele acudir a la mezquita a rezar antes del amanecer, para recibir al alba.

Amanecer sangriento

La noche es larga, entre preparativos y lecturas, pero el grupo logra dormir unas pocas horas antes de levantarse en el lusco-fusco y emprender el viaje a esa cueva. Los cuerpos de Ekim Dal y sus hombres pueden ser la prueba que Inglaterra necesita para intervenir en Bulgaria. Pero antes de que se marchen, la viuda acude a recibirles con un pequeño séquito de criadas, acompañada del eunuco calvo. Se descubre el rostro para hablar con ellos, en un gesto de amabilidad occidental:

  • Ha querido saludarles al saber que son súbditos de Inglaterra. Le pide que tengan el valor de acudir a la cueva y devolverle los restos de su esposo para un entierro digno.
  • Nadie se ha atrevido a ir por las supersticiones que rodean a la Cueva del Diablo. Que está habitada por los fantasmas de los primeros hombres o no sé qué. Supercherías ignorantes.
  • Acogerá a la gente mientras pueda, pero no tiene soldados ni forma de defender la villa. Si los rusos avanzan, tendrá que retirarse de las tierras de su familia.
  • Recuerda la importancia simbólica de Tirnova para los nacionalistas búlgaros. Es una ciudad pequeña, pero fue la capital del Segundo Imperio Búlgaro, un imperio de la Baja Edad Media que incluía parte del territorio de la provincia rumana de Valaquia, hasta que fue conquistado por los otomanos a finales del siglo XIV.
    • Vámbéry recuerda que de las cenizas de aquel reino surgió una dinastía de gobernantes valacos enemistados con los turcos. Los Draculea, los Hijos del Dragón.
  • La viuda defiende con patriotismo de la contribución otomana en los Balcanes.
  • Stoker intenta examinarla con ojo médico, pero está cansado y cuesta fijarse en otra cosa que en lo guapa que es. Está ojerosa, con síntomas de privación de sueño, pero no parece mal de salud más allá de eso. Ni muestra síntomas de afectación depresiva.

Sin más preámbulos, el grupo marcha hacia la Cueva del Diablo. Son solo unas horas por la ruta que Crosse identificó en la biblioteca. Burnaby decide darle un rifle a Amanoglu, ante la desaprobadora mirada del capitán Akinji, que no gusta de armar a desertores.

La cabalgada es sencilla, pero Stoker sufre un extraño vahído por el camino. Se le va la cabeza y… de pronto se encuentra más fuerte. En el cuello de la camisa encuentra una mancha de sangre. Se encuentra una pequeña herida que no recuerda cuándo se ha hecho. No siente dolor.

Frente al grupo, la entrada de la Cueva del Diablo. Estalagmitas y estalactitas se combinan para ofrecer la ilusión de unas fauces hambrientas, una bestia dispuesta a devorarles.


Juegan Elena, Tristán, Zhanir y Sayuri, con Fran como invitado especial. Dirige Arturo.
The Drácula Dossier, publicada en castellano por Shadowlands.
El SRD del sistema Estirpe está disponible para descarga gratuita.

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