Llamando a Gardner Station

Siete Mundos: t1, episodio 8
Jugado el 18/11/19

De cómo puede calentarse una guerra fría, como los arneses mineros no son buen equipo de batalla y de los riesgos de poner el freno de mano en una estación espacial.


Episodio anterior: Showbussiness

Mayo de 2217. Casimiro, siempre leal, está hablando con Khalid, trasladándole la nueva información que tiene: que su hermana fue detenida por Victor Karragan. Están, canda Eva y Jerome, en el gimnasio de gravedad cero de su nave, la Ulises, estirando los músculos después de casi cuatro días de viaje espacial. 

Su destino es Gardner Station, una plataforma minera en el primer cinturón de asteroides del sistema Gamma Leporis, entre Nouvelle Vie y su luminosa estrella. Es una de las primeras infraestructuras de minería espacial que se construyeron aquí, hay case 50 años, y ya se le nota la edad incluso desde lejos. Es propiedad de un consorcio público-privado, en la que los principales accionistas son los gobiernos de Dauphin y Bai Jing, y sigue en funcionamiento porque su zona de influencia aun no está esquilmada de minerales, pero hace años que tiene déficit de inversión. 

La Fundación Círculo envió aquí a la Ulises por un chivatazo que recibió Khalid, mientras investigaba los archivos de los terroristas que asaltaron Chiloé. Tiene sospechas de que la vieja carcasa de Gardner Sation esconde actividades ilegales, unas sospechas que Casimiro ayudó a corroborar: en estas fechas, la estación orbital se sitúa muy cerca del punto de salto que une Nouvelle Vie con la ruta principal de los Siete Mundos, entre Bai Jing y Concordia. Y en los próximos días se espera que por esa ruta regrese la hija del gobernador de Jubilee, Eden Theriault, que andaba de viaje de estudios.  Que casualidad…

Tras el ejercicio, toman posiciones para preparar la maniobra de acercamiento a Gardner Station, y reciben una llamada del administrador de la plataforma minera, Will Cameron, que se interesa por ver que carajo hacen agentes del Círculo visitando su casa. Eva le suelta una milonga sobre que quieren probar los famosos licores de su cantina o algo semejante, pero entre lo bien que habla y el lag de las comunicaciones estelares, es suficiente para aturdir al señor Cameron y que autorice el atraque. 

Eva engancha la Ulises con una maniobra muy elegante. Los agentes visten sus trajes espaciales y cruzan por una pasarela flexible de plástico reforzado, apenas unos centímetros de material los separan del vacío del espacio, en un camino al que ni la fuerza del hábito le quita extrañeza. En la cámara de descompresión de Gardner Station espera por ellos un orondo oficial de minería, a quien el visor de realidad aumentada identifica como Antonio Orlutti. Una rápida investigación de sus antecedentes no muestra nada alarmante, solo un veterano minero esperando la jubilación. 

Antonio Orlutti, minero con cara de buena persona

Orlutti resulta ser acérrimo fan de Eva (quien está viendo crecer su popularidad), y se desvive por charlar un rato con ella, comentado sobre todo los detalles de su entrevista con Marisha Madox. Una animada conversación que se va desarrollando por los pasillos mientras caminan hacia una pequeña sala de juntas, donde les toca esperar por el administrador. 

En el trayecto, los agentes se dan cuenta de un olor rancio en el aire, y un zumbido de fondo casi imperceptible, señales de que los filtros de reciclaje de aire de esta cafetera espacial llevan tiempo pendientes de una renovación. Incómodo, pero no preocupante. 

La que no se cosca es Eva, que está medio entretenida por la conversación de su admirador, medio echándole un ojo a los espectaculares resultados de su entrevista en MyFic y otras plataformas. Por lo menos, mientras puede. Porque, de pronto, cae el acceso a MundoV y con ella a toda la información de realidad aumentada a la que nuestros agentes están tan acostumbrados. La luz fluctúa un instante, se apaga y vuelve, y la puerta de la sala se cierra de pronto. 

Con el grito desesperado de Eva Hilton resonando en el espacio, la cámara se aleja de Gardner Station. 

Parálisis total

«… y venimos para conocer los famosos bares de Gardner Station», dice Eva Hilton en un muro-pantalla. Al otro lado, Will Cameron, administrador de esta plataforma minera, pronuncia en bajo unas autorizaciones de atraque y corta la comunicación. Sigue en alto, a grito pelado, preguntando qué hacen aquí agentes del Círculo, y aún por encima esos que están todo el día colgando vídeos, que coñazo, que vergüenza, etc, etc. A su lado, un capataz minero  de nombre Harlan Durhan escucha impasible toda la perorata, hasta que la silencia. «Tendremos que adelantar los planes«, dice mientras saca una pistola aceleradora y le vuela la cabeza al administrador Cameron. 

Ajena a esto, la gentecilla de la Fundación Círculo se encuentra encerrada en la oficina junto a un muy nervioso minero. Antonio Orlutti intenta disimular y hacer que todo está bien, pero se le nota preocupado. Khalid y Eva colaboran para volver a conectarse la Red, y logran superar el firewall que los mantenía fuera. No tienen conexión plena a MundoV para emitir, pero sí a las cámaras y sistemas de la estación. Y a través de esas cámaras ven que la mayoría del personal de la estación está como ellos, encerrado en distintas habitaciones. Y por que por los pasillos, un grupo de mineros armados disparan sin piedad a quien no ha caído en la trampa. 

En paralelo, Jerome intenta abrir la puerta por la vía mecánica, pero subestima lo difícil que es trabajar en baja gravedad y solo logra romper el sistema hidráulico. Y hacer mucho ruido. Lo cual atrae a los comandos mineros de la muerte. 

Corredores de Gardner Station
Pasillos viejunos de Gardner Station

Casimiro revienta de un tiro la cámara de la sala de conferencias en la que se encuentran, pero no sirve de mucho, porque ya los tienen localizados. Dos grupos de malosos avanzan hacia ellos por dos pasillos distintos. Khalid intenta bloquear su avance hackeando las puertas de seguridad, con el apoyo de Eva, y consiguen hacerlo en una.

Casimiro y los terroristas disfrazados de mineros se enredan en una conversación que parece ser una negociación, pero que en realidad les sirve a las dos partes para conseguir tiempo. Tiempo que Jerome y Eva aprovechan para desmontar una reja de ventilación y colarse por ella, y atascarse en unos conductos que son más estrechos del esperado. Y tiempo que los terroristas emplean en colocar una carga de demolición minera y reventar la puerta, mientras los que estaban atrapados en el corredor logran abrir las compuertas de seguridad y unirse al resto. 

Comienza la acción, pero dura poco. Uno de los terroristas intenta (sin éxito) intimidar a los agentes, mientras el resto toman posiciones en el corredor. Casimiro se pone serio, se concentra mucho y lanza el suyo poder de Capturar en área y dopado, un signature move con el que inmoviliza por completo a todos los enemigos, dejándolos como maniquíes del Corte Inglés. A pesar de la dificultad de moverse en la baja gravedad de la Estación Gardner, los agentes no tienen más dificultades en este combate. Khalid desarma a uno y se hace con su fusil acelerador, especialmente preparado para disparar en 0G. Lo estrena con una ráfaga y manda a dos diseminar sus átomos por el universo. 

Eva y Jerome salen por un flanco gracias a los conductos de ventilación. El explorador se echa encima de un terrorista, lo desarma y lo tira al suelo. La rica heredera intenta disparar sobre el que queda, pero no tiene en cuenta que el retroceso de una pistola es malo de gestionar en baja gravedad. Pierde pie y remata flotando contra el techo, sin saber muy bien donde está. Sin más ceremonia, Khalid derriba y desarma al último terrorista en pie. 

En el espacio todo está muy lejos

Khalid y Jerome poen en práctica viejas técnicas del ejército de los antiguos Estados Unidos y dejan a los dos prisioneros desnudos para interrogarlos (y que no se marchen a ninguna parte al no tener trajes espaciales). Uno de ellos, de nombre Pakito, resulta ser muy cooperativo y les confirma sus sospechas: se infiltraron en la estación para planear el secuestro de la hija del gobernador de Jubilee, aunque no tienen muy claro que piensan hacer con ella después. 

Antonio Orlutti, que se pasó todo el tiroteo metido bajo una mesa, sale de su escondite e informa de que la gente implicada fue parte del último turno de mineros contratados personalmente por el viceadministrador de la estación, Harlan Durhan. Un rápido vistazo por las cámaras de seguridad permite localizar al capataz amotinado en el control central de la estación, con escolta armada. 

De repente, algo agita las paredes: la inconfundible vibración de una nave espacial acelerando al desatracar. La patrulla teme que les hayan robado su vehículo, pero no tardan en comprobar que la Ulises sigue correctamente guardada en el hanga. La que se marchó a toda leche fue una nave minera de nombre Virgen del Carmen III. Khalid la examina y exprime al máximo los anticuados sensores de la estación: atisba que lleva armas ilegales ocultas, y que tiene bloqueadas todas las comunicaciones. Su rumbo, previsiblemente, es el punto de salto que lleva a Bai Jing, por donde vendrá la hija del gobernador en algunas horas. 

Las distancias espaciales juegan en su favor. La Ulises es mucho más rápida que el trasto minero tuneado, y hasta el punto de salto hay casi un día de viaje. Les da tiempo a interceptarlo, así que escogen asegurar primero la estación Gardner. 

El fabricante no se hace responsable del mal uso del arnés minero

Harlan pensaba que era un tío molón

Los agentes (y Orlutti) dejan a los prisioneros encerrados en la sala de conferencias y avanzan por los pasillos. El sigilo es imposible en una estación llena de cámaras, así que ni lo intentan. A pecho descubierto y con las armas por delante, llegan a las puertas del centro de mando de Gardner Station, pero las encuentran cerradas. Y bien cerca hallan una sala de emergencia, con sus sillas y elementos de seguridad para meterse en caso de accidente, brecha en el casco de la estación o problemas similares. 

Por las cámaras, observan que el capataz Durhan está esperando por ellos montado en un arnés de excavación bien tocho, y con otro grupo de terroristas disfrazados de mineros parapetados en los pasillos. En la silla del contorl principal aún está caliente el cadáver del administrador Cameron. 

Con estos elementos, el grupo trama un plan impecable. 

Casimiro abre un canal de comunicación pública y establece conversación con Durhan, provocándolo para que cuente sus planes. Reconoce que no van a pedir rescate por la hija del gobernador, sino que la van a ejecutar en directo al más puro estilo de los terroristas islámicos del siglo XXI. Pertenece a una facción especialmente violenta, escindida del Frente de Liberación de Dauphin porque consideraban que eran unos blandos. La revelación desmoraliza algo a las tropas terroristas. 

Mientras, con agilidad sibilina, los agentes de la Fundación Círculo y el señor Orlutti se meten en el cuarto de seguridad, se atan bien y cierran la puerta. Y Khalid, con la ayuda de su asistente virtual, fuerza la entrada en el sistema de control de la estación y acelera de golpe la rotación gravitatoria, cogiendo por sorpresa a los patriotas dauphinianos. 

Los secuaces, bien parapetados, logran mantenerse firmes, pero el capataz Durhan no tiene tanto éxito. La hidráulica de su arnés minero falta, lo lanza por los aires y se estrella contra una columna, partiéndose el cuello. Debería haber leído con más atención el manual de seguridad del equipo minero. Faltos de líder y llenos de dudas, los terroristas entregan las armas. 

Consecuencias imprevistas

La maniobra antiterrorista se ejecutó impecablemente, pero dejó algunos daños colaterales. Por lo menos 15 trabajadores de Gardner Station, encerrados por los falsos mineros, sufrieron lesiones a causa del brusco cambio en la rotación gravitatoria, pero no hubo muertes que lamentar. Hubo también daños en el orgullo de Eva, descontenta con su actuación en esta jornada.

Los agentes recuperan el control de la estación, y con él la conexión a MundoV. Dan aviso a su superior, la Oficial Delta Bryce Salcedo, de que hay una nave terrorista dirigiéndose a secuestrar a la hija del gobernador de Jubilee. Piden refuerzos, pero no va a poder ser. Ninguna nave del Círculo llegaría a tiempo de ayudar, debido las enormes distancias espaciales. Es cosa suya, una vez más, salvar el día, la paz y la democracia. 
Sin más, Eva, Khalid, Jerome y Casimiro montan en la Ulises y salen a perseguir a la Virgen del Carmen III, que les lleva escasas horas de ventaja. Suben también a bordo al terrorista arrepentido Pakito Seisdedos. Todo el sistema de Gamma Leporis está pendiente de esta persecución espacial.

Episodio siguiente: Un encuentro inesperado.

Foto de Hristo Fidanov vía Pexels.com

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